Bailemos hasta morir de locura. Hasta darnos cuenta que todo fue en vano, porque la lluvia no se llama, la lluvia es salvaje, como nuestros pensamientos.
Un hechizo es una cadena hecha de encantos, encantos purpuras y brillantes.
Cuando bebimos aquel vino ensuciado de falsas ilusiones que rebosaban nuestras expectativas, pensando que íbamos a cambiar el mundo, me di cuenta de que no somos brujos.
No podemos llamar a la lluvia para matar la sequía.
No podemos hechizar al amor.
No podemos posponer una muerte.
Pero siempre podemos intentarlo.
0 Pensamientos:
Publicar un comentario