Los sueños que flotan en mi techo me hacen recordar tu dulce mirada, tus fría sonrisa, tu cara tan perfecta y contradictoria...
Hasta que la noche se apodera de mí y me deja morir dormida.

viernes, 9 de abril de 2010

Agonía.

Desde lo más profundo de mi corazón, cada palabra es una lágrima cristalina y pura, porque está sacada directamente de mi alma. Pero su sabor es agridulce, pues su veneno marchita la flor más roja y viva del jardín del Edén.
Aquellos ángeles no entienden mi dolor, pero aparentan comprenderme... Y por eso les agradezco. Aunque no sea suficiente...
La angustia es más grande que el cielo mismo, y temo volver en el tiempo... para remediar todo aquello.
Sin embargo, mis lágrimas purifican mi ser, la reflexión se acerca cada vez más a mi mente con el fin de encontrar mi propia paz.
Sólo quisiera que estas heridas pudieran ser sanadas sin dolor...Y que esta sangre deje de empalidecerme más hasta consumir mi vida.
Quisiera morir tranquila, y no de esta manera, atormentada y triste.
Sólo necesito vivir en mis tiempos, mis noches y mis días, como pueda. Para adaptarme al nuevo molde.
Si alguien me escucha y me entiende, ¡por favor! ¡ayuda!
Este sentimiento es agonizante, desesperante, nunca lo sentí tan intensamente. Me siento encerrada, y mi cuerpo se marchita de adentro hacia afuera.
Somos un delicado balance entre la salud fisica y la del alma. Y mi equilibrio se derrumbó hace rato...

0 Pensamientos: